Su trabajo para consolidar la soberanía y la integración territorial y social en el país, además de promover el desarrollo científico, tecnológico y productivo en el territorio nacional.
El siglo de vida que hoy, 3 de junio, alcanza Yacimientos Petrolíferos Fiscales es una oportunidad para, una vez más, recordar al ilustre general Enrique Mosconi, cuya visión ha sido la base de una empresa fundamental para el desarrollo de la Nación.
En la rica historia de la Patria, el Ejército Argentino, a través de las virtudes y cualidades de sus soldados, fue el instrumento con el cual el pueblo luchó por su libertad y, al mismo tiempo, fue una institución esencial del Estado nacional para consolidar su soberanía y la integración territorial y social, y para impulsar el desarrollo científico, tecnológico y productivo del país.
En cada una de estas responsabilidades que el Estado le asignó, el Ejército tiene una historia de contribución a importantes logros nacionales que se sintetiza en figuras de la talla de los generales Pablo Riccheri, Mosconi, Manuel Savio y Hernán Pujato, entre otros cuyas convicciones, tenacidad, inteligencia y patriotismo nos enseñaron a los argentinos cómo deben encararse las grandes empresas que sirven para transformar el destino de los pueblos.
El caso del general Mosconi no fue el de un funcionario victorioso de una gran campaña militar. Fue, en cambio, el del general que libró y venció una batalla crucial para la soberanía y el desarrollo nacional: la batalla del petróleo.
Su visión estratégica le permitió fijar claramente los objetivos, obtener los recursos necesarios y crear las condiciones favorables para alcanzar la meta perseguida.
Los frutos de esta tarea titánica hoy cumplen sus primeros cien años, y, para dimensionar cabalmente su significación, es necesario describir los lineamientos estratégicos que se fijó el general Mosconi a fin de concretar su obra, cuáles fueron los objetivos que se planteó y cómo los fue cumpliendo.
Para ello es preciso remontarnos a 1907, cuando, en Comodoro Rivadavia, se descubrieron los primeros pozos de petróleo argentinos.
En ese entonces, y desde hacía más de veinticinco años, se importaban kerosene, crudo y otros tipos de combustibles derivados del petróleo para satisfacer la creciente demanda interna, impuesta por el uso de motores de combustión y por la iluminación.
La importancia de esos hallazgos fue advertida de inmediato por las autoridades nacionales, que se apresuraron a adoptar medidas regulatorias para el cateo y la explotación. Estos fueron los primeros esfuerzos tendientes a crear organismos encargados de mantener bajo control estatal tanto los yacimientos detectados como la elaboración de productos derivados y su comercialización.
El 29 de agosto de 1910, se creó la Dirección General de la Explotación del Petróleo de Comodoro Rivadavia, organismo predecesor de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. La empresa iría tomando mayor envergadura en forma progresiva y, en 1914, se determinarían la organización de la comisión administradora, su presupuesto y los mecanismos de la venta de crudo y de sus derivados.
El auge de los motores a explosión para automóviles, embarcaciones y aviones, y el empleo de la fuerza del vapor sobre la base del quemado de combustibles pesados en buques y ferrocarriles llevaron a experimentar una mayor diversidad y cantidad de combustibles, particularmente de los de mayor refinación, para su uso en motores de aviación. Esto determinó la necesidad de expandir los yacimientos, buscar otros y construir las primeras plantas de destilación y refinado.
Así nació en el país una nueva industria, la petroquímica, precursora en su tipo en esta parte de América. No obstante, continuaba en gran medida la dependencia del exterior para la adquisición de combustibles refinados, a través de empresas extranjeras que monopolizaban el mercado de una amplia gama de productos derivados del petróleo. Por su importancia, estos fueron cobrando valor estratégico, tanto desde el punto de vista nacional como militar; y es en este marco donde surge la figura del general Enrique Mosconi.
La obra del general Mosconi
Poseedor de una destacada trayectoria en el Ejército, al que había aportado sus valiosos conocimientos como ingeniero civil perfeccionado en Europa, en 1920, el entonces coronel Enrique Mosconi fue nombrado director del Servicio Aeronáutico del Ejército. Desde ese ámbito, impulsó la aviación civil estimulando la formación de aeroclubes y creó, en enero de 1922, el Grupo I de Aviación Militar.
Esta nueva unidad recibió en marzo de ese año la misión de realizar reconocimientos aéreos hacia los principales puntos del territorio nacional. Desde El Palomar, partirían escuadrillas hacia Río Gallegos, Mendoza, Posadas y Jujuy.
Es precisamente durante el desempeño de estas funciones cuando Mosconi percibió la grave vulnerabilidad que imponía al país la dependencia de compañías extranjeras para el suministro de combustibles.
Durante las actividades preparatorias, la West India Oil Co —única proveedora de nafta de aviación— se negó a proveer el combustible si el Ejército no cancelaba antes la totalidad del importe.
Esto llevó a Mosconi a comprender la gravedad de esta insuficiencia en materia de defensa, por lo que se impuso la misión de remediar definitivamente ese problema.
Consciente de la riqueza existente en los suelos del sur argentino, bregó por implementar una solución. Sus esfuerzos dieron fruto y el 3 de junio de 1922 el presidente Hipólito Yrigoyen firmó el decreto de creación de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. El 19 de octubre de ese año, el coronel Mosconi fue nombrado su director, cargo que ocupó durante los siguientes ocho años.
Como militar e ingeniero, sabía que desarrollar una industria petroquímica nacional implicaba enfrentar una gran cantidad de dificultades técnicas y afectar poderosos intereses. También sabía que la única manera de lograr este objetivo fundamental era mediante la confección de planes claros y concretos, y con una conducción enérgica.
Con espíritu creativo y audacia, elaboró un plan que contemplaba los siguientes pasos:
–Consolidar una empresa que exteriorizara su accionar a través de un emblema que se haría clásico en todas las rutas nacionales: YPF.
–Disminuir costos y lograr precios fijos y uniformes en todo el país.
–Crear diversos departamentos técnicos especializados en todos los detalles que demandaba la actividad de detección, captación, perforación, obtención, almacenaje, transporte y producción de hidrocarburos.
–Incorporar un plantel de especialistas para dirigir esas áreas.
–Incorporar tecnología de avanzada.
–Adquirir una flota de buques tanque.
–Desarrollar una red de surtidores que cubriera todo el país.
Luchando incansablemente contra los distintos intereses creados, Mosconi fue avanzando paso a paso en pos de la consecución de sus objetivos. Fue lográndolos gradualmente, a través de la construcción de los primeros oleoductos, de la adquisición y del montaje de destilerías, de la compra de buques tanque y del desarrollo integral de una infraestructura cada vez más amplia, compleja y sofisticada.
Hacia 1923, comenzaron a verse los primeros y contundentes resultados de este descomunal esfuerzo:
-Ganancias capitalizadas y reservas de YPF: $71.000.000.
-Beneficio líquido del ejercicio: $600.000.000.
-Producción fiscal de petróleo: 415.558 m3 (76,9 % del total nacional. El resto era explotado por compañías extranjeras autorizadas).
-Importación de crudo: 45.000 toneladas.
-Pozos en funcionamiento de YPF: 137 (130 en Comodoro Rivadavia y 7 en Plaza Huincul).
Lejos de pensar que aquí finalizaba su labor, Mosconi continuó obteniendo mejoras sustanciales y progresivas en todos los ámbitos; pero el logro de la nacionalización de los recursos aún era lejano.
Fue recién el 1 de agosto de 1929 cuando pudo anunciar que la empresa estatal estaba en condiciones de producir a valores inferiores que los ofrecidos por las empresas de capitales extranjeros. Este logro tuvo un significado trascendente para la industria nacional y fue el paso decisivo hacia el autoabastecimiento.
Ese día Mosconi expresó:
-”Los habitantes de la república no sufren más imposiciones que las emanadas de su propio Gobierno, que decide libre de injerencias extrañas en todo lo relativo al combustible líquido, y empiezan a volcarse tierra adentro los millones que hasta entonces tomaban del mar”.
-”La nación argentina se ve libre de todo peligro y acechanza que pudiera perturbarla o detenerla en su marcha a su futuro de engrandecimiento y bienestar”.
La obra del general Mosconi es un claro ejemplo de cómo se debe llevar adelante una política de Estado, con sentido estratégico y coordinando el esfuerzo integral público y privado. Hoy, cien años después, su legado continúa señalando el camino hacia el futuro.
Fuente: Infobae