En diálogo con El Cronista CR , una jubilada municipal repasó su trayectoria, marcada por el compromiso con la función pública, su extensa formación profesional y las injusticias que enfrentó durante su carrera.
Susana, quien trabajó como empleada municipal durante varias décadas, expresó una mezcla de emociones al recordar su paso por la función pública. “Regalé 10 años, regalé con mucho placer, porque amaba mi trabajo. Hay que tener claro cuál es la función pública y quiénes son los que nos pagan los sueldos. Ellos merecen una buena atención”, afirmó con orgullo.
Además de su experiencia laboral, Susana cuenta con una extensa formación profesional. “Perito en criminalística, mediadora en resolución de conflictos, terapeuta en adicciones, guía de turismo nacional, administradora de edificios, mandataria del automotor, coaching ontológico, despachante de aduana, administrativa jurídica, cuidadora domiciliaria para enfermedades terminales, diseñadora de colección Chubut y ahora martillara pública”, enumerado.
Susana, quien se jubiló hace más de seis años, también relató las dificultades que enfrentó, incluyendo situaciones de favoritismo y tráfico de influencias dentro del ámbito municipal. “He visto gente acomodada y tráfico de influencias. A pesar de las injusticias, siempre fui frontal, honesta y trabajé enseñando a mis superiores el oficio, sin un muerto en el cartel ni cola de paja”, aseguró.
Durante su carrera, trabajó en el área de apertura de calzadas y veredas, una tarea que, según señaló, requiere de compromiso. Sin embargo, lamentó que la persona que la reemplaza no haya tenido el mismo recorrido. “Creo que la persona que está ahora tiene más categoría que yo, pero no sé si tiene la experiencia necesaria”.
Por último, Susana destacó la importancia de mirar al pasado con autocrítica y sin rencores. Aunque aseguró haber enfrentado persecuciones incluso dentro de la misma ideología política, reflexionó con tranquilidad sobre su paso por el municipio y su amor por el servicio público.
