“Cuando lo vi en las redes tuve una crisis de nervios”, dijo a TN la joven, cuya identidad prefirió mantener bajo reserva. Y subrayó: “Hay un millón de cosas que no me cierran, pero yo estoy segura que es él”.
De acuerdo a su relato, pasada la conmoción inicial su reacción fue empezar a buscar inmediatamente respuestas. “Me puse re contenta, pensé ‘lo encontramos’”, recordó la mujer, que se puso en contacto con mucha gente de la provincia de Corrientes y hasta con el padre de ese chico perdido, Carlos González. Rasgos, fechas, las coincidencias no eran pocas, pero cuando habló de esto con su novio se llevó otra sorpresa. “Me encontré con una actitud que no me esperaba, se enojó mucho conmigo y no quiere hacerse una prueba de ADN”, lamentó.
Una foto, la punta del ovillo
Al principio de su relación, hace poco más de un año, su novio había puesto la foto viral de Carlitos González en su estado de WhatsApp junto con un corazón y a ella le dijo que era él de chico.
“Me dijo que se la había mandado una vecina de Formosa, donde él supuestamente nació y vivió sus primeros años”, agregó la joven. Según le contó en ese momento su pareja lo había criado una abuela, que después se lo llevó a Misiones y recién conoció a su mamá a los 14 años.
“Tiene muchas inconsistencias la historia que me contó de su infancia”, reconoció. Asimismo, la joven señaló que en el año y medio que llevan de noviazgo nunca conoció a nadie de la familia de su pareja, a excepción de una hermana que es la única que vive también en Buenos Aires.
“Con ella hablé, le mostré la foto y me dijo que podía ser que fuera él”, apuntó sobre la conversación que tuvo con su cuñada, y agregó: “las hermanas no lo reconocen en ninguna foto, nunca les cerró cómo fue que recién apareció a los 14 años”.
La foto de Carlitos González fue un punto de inflexión para ellos. Con pena, la joven reconoció que hubo un distanciamiento en la pareja a raíz de la postura activa que ella tomó en el tema y la negativa de él para hacerse los estudios y terminar con la incertidumbre. No obstante, a más de 900 kilómetros de distancia, la ilusión sigue en marcha.
Un lunar, los hoyuelos en la sonrisa y la esperanza que crece
Entre todas las personas con las que se comunicó después de toparse con la foto del chico desaparecido en redes, la joven habló con Carlos González. “Yo le compartí una foto actual de mi novio y el señor me dijo que para él también era su hijo porque lo vio muy parecido, lo sentía así”, indicó.
Ella creyó que estaba ayudando a abrir una puerta, pero se quedó apenas en el umbral, sin poder sortear la inesperada resistencia que encontró del otro lado. “Después de la discusión que tuvimos cambió su versión, me dijo que la mujer de Formosa que le mandó la foto le había querido hacer una broma de mal gusto y que perdió su contacto”, indicó.
“Nunca voy a saber cómo llegó esa foto a su galería hace un año ni por qué me la mostró. Tampoco sé por qué se niega a hacerse un ADN y darle tranquilidad a esa familia”, expresó finalmente, y agregó: “El papá de Carlitos merece al menos saber la verdad, aunque después no quiera tener un vínculo con él, pero que sepa que su hijo no está muerto”.
Días atrás, TN se comunicó también con Carlos González y al ser consultado sobre esta novedad, el hombre aseveró: “Cuando vi la foto sentí que era él, yo espero que se le ablande el corazón y se haga el ADN”.
“Dios me va a bendecir, lo voy a encontrar. La esperanza no la pierdo y creo mucho en Dios”, sostuvo el padre del chico desaparecido.
El ADN, la prueba clave
En la actualidad hay más de 100 niños desaparecidos, de los que alrededor de 80 son menores y el resto ya superaron la mayoría de edad. “Hay cuatro denuncias diarias, todos los días se pierden chicos”, explicó Ana Rosa Llobet, presidenta de la ONG Missing Children Argentina a TN.
En este dramático escenario, no son pocos los llamados que recibe la asociación de personas que aseguran haber reconocido a alguno de los chicos que aparecen en la lista que tienen publicada en su página web. El rol de la prueba genética es clave en esta instancia, pero no siempre el sujeto en cuestión accede a realizarse el análisis.
“Si alguien reconoce a uno de esos chicos, la familia tiene que saber, la Justicia tiene que saber. Y después actuarán de acuerdo a lo que la ley permite”, explicó Llobet. Y reafirmó: “La Justicia es la que puede determinar qué hacer, cómo manejar la situación”.
No obstante, también aclaró: “Una persona se puede negar a hacerse un ADN, la obligación de hacérselo es bastante polémica”.