Los vecinos de la ciudad se vieron sorprendidos al ver que quién recorría las calles céntricas y disfrutaba de la jornada era una pequeña oveja junto a su dueña.
La oveja pareció en la esquina de Fontana y España, este martes a la mañana en pleno centro de la ciudad. No era un perro grande, de pelaje blanco, de esos que son fieles compañeros de sus dueños, pero se le parecía bastante.
No fueron pocos los que se pararon en la esquina para ariciarla. La oveja, mansa, domesticada, se quedaba quieta y obedecía a los dueños.
Ramón Ceballos y Adela, salteños y trelewenses por adopción, criaron a la oveja desde el tercer día de su nacimiento, cuando unos perros mataron a su madre.
Aunque parezca increible la oveja come todo lo que le dan, «papas fritas, garrapiñadas, turrones», se ríe el hombre. Lo que más le gusta a este animal es salir a dar una vuelta por el centro, informó Jornada.
Cada vez que la sacan se convierte en el centro de atracción, en especial de los niños y niñas, que van corriendo a acariciarla. «Es mansa pero traviesa», cuenta el paisano que va a cruzar la calle y la oveja lo sigue, obediente, mientras ve pasar los autos.