La medida de aceptar la foto de una receta para comprar medicamentos en la farmacia había sido aprobada al inicio de la pandemia, pero ahora hay otros métodos.
A mediados de 2020, cuando el mundo llevaba más de un mes de encierro por la pandemia de coronavirus, el Congreso sancionó una ley por la que se permitía la prescripción de medicamentos y estudios médicos a través de recetas electrónicas, lo que en la práctica se tradujo en miles de fotos de recetas físicas que fueron dadas por buenas en farmacias y centros médicos. Eso cambió esta semana por disposición del Ministerio de Salud de la Nación.
Según consta en la Resolución 3622/2022 del Ministerio de Salud, que fue publicada este lunes en el Boletín Oficial, ya no serán válidas las fotos de las recetas de papel porque no tienen la firma digital registrada de un profesional de la salud competente. Sí seguirán vigentes las órdenes y recetas médicas con firma electrónica certificada.
«El procedimiento anterior, mediante el cual un paciente podía enviar una foto de la receta, incumplía una serie de leyes, como la Ley de Farmacia, la Ley de Ejercicio profesional«, entre otras, según explicó a Infobae la jefa de Gabinete del Ministerio de Salud, Sonia Tarragona.
Tarragona también hizo la salvedad de que si un profesional de la salud firma una receta de manera digital es porque «tiene registrada la firma y tiene la competencia para emitir una receta y una prescripción».
En vez, las fotos de recetas de papel «no tienen validada la firma ni la matrícula del profesional que la hace», señaló. De hecho, en el primer artículo de la Resolución 3622 del Ministerio de Salud se derogó la Resolución 696, que data del 31 de marzo de 2020.
«Sí por supuesto, sigue validada la receta digital, de hecho hay una Ley de receta electrónica, que aún no está reglamentada por una serie de complejidades», convino la funcionaria en referencia al texto aprobado en agosto de 2020.
La Ley de receta electrónica se basa en la Resolución 696 del Ministerio de Salud que permitía que la receta de puño y letra pudiera ser fotografiada e ingresada en sistemas digitales para poder evitar que el paciente se dirija hacia el médico y luego a la farmacia, pero su reglamentación es clave para terminar de migrar de lo analógico a lo digital.