Padres, madres y abuelos en lucha se movilizaron en el Juzgado de Familia

Son familias que aguardan que la justicia avance ante las falsas denuncias. » A nosotros no nos moviliza el odio, nos moviliza el amor».

Un grupo de padres, madres y abuelos se reunió frente al Juzgado de Familia de Comodoro Rivadavia para realizar una intervención artística y cultural que busca visibilizar los efectos devastadores de las falsas denuncias en procesos de separación y divorcio.

La movilización tuvo como objetivo señalar a jueces, equipos técnicos interdisciplinarios y colaboradores de la justicia, exigiendo que se aplique un enfoque basado en la constitucionalidad y la convencionalidad para frenar esta problemática.

«Las falsas denuncias generan estragos en las familias. Hay padres que pierden su trabajo, se deprimen profundamente y, en casos extremos, toman decisiones drásticas. Esto afecta tanto a los adultos como a los niños, quienes quedan como rehenes de estas situaciones, usados como trofeos de guerra», expresaron los manifestantes.

Carolina Martínez, abogada especialista en derechos de familia, niñas y adolescentes, destacó la necesidad de un cambio: «A nosotros no nos moviliza el odio ni la bronca, nos moviliza el amor. Queremos que las familias encuentren formas de solidarizarse por el bienestar de los niños, quienes son los más perjudicados.»

Entre las historias compartidas, Nené Andrada relató su lucha como abuela de Dante, un niño que actualmente vive en Chile con su madre y familia materna. «Hace un año y medio que no lo veo, a pesar de que tenemos sentencias firmes que permiten visitas. Seguimos gestionando a nivel internacional para garantizar su derecho al contacto con ambas familias. Lo que nos mueve es el amor, porque ellos nacieron por amor y merecen crecer con su identidad y felicidad intactas.»

Los manifestantes enfatizaron la necesidad de «humanizar la justicia» y dejar de lado la perspectiva de género para priorizar los derechos de los niños. Según los participantes, la falta de acción de la justicia en estos casos no solo afecta a los progenitores, sino que también genera un daño profundo en la estructuración emocional y psíquica de los menores.

“La justicia no tiene género. Los niños merecen ser felices, merecen su identidad. Pedimos que los jueces tomen decisiones honestas y humanizadas”, concluyeron.

La movilización no solo visibiliza una problemática creciente en la Argentina, sino que también aboga por la aprobación de un anteproyecto de ley en el Congreso que busca poner fin a estas situaciones y garantizar un marco legal más equitativo y eficiente.