«La mujer tenía el agua hasta el pecho y lloraba pidiendo auxilio»

El dramático rescate de una mujer por parte de choferes de Patagonia Argentina en lluviosa mañana de domingo fue una de las noticias más importantes. Pablo uno de los trabajadores dialogó con EL CRONISTA CR, contó su experiencia y como fueron esos minutos

Pablo Nieva es un trabajador del volante, es quién conduce algún colectivo de las líneas de transporte público de la ciudad, pero además este domingo 30 de marzo junto a sus compañeros de trabajo se convirtieron en héroes por salvar a una mujer de morir ahogada en medio del temporal de lluvia.

Sobre las 6.30 horas del domingo una mujer circulaba por Avenida Congreso, cuando quedó atrapada en medio del agua acumulada frente a los portones de Patagonia Argentina.

En diálogo con EL CRONISTA CR, Pablo Nieva chófer de la línea 4 relató cómo fue el salvataje en medio de la lluvia y la oscuridad.

«Yo regresaba de un viaje y estaba todo inundado. Miro por la ventana de la sala de choferes y observó que pasa un vehículo por la calle con el agua hasta el parabrisas y buscaba seguir avanzando».

«Después seguí secando lo campera porque me había mojado bastante cuando llega un compañero y me dice que había una mujer parece que pedía auxilio desde el interior de su auto».

En medio de la oscuridad y la feroz lluvia que azotaba la ciudad Pablo y sus compañeros no duraron y salieron en búsqueda de la mujer que no tenía salida y el nivel del agua subía cada vez más.

«Salimos afuera y seguíamos escuchando los gritos. Así que fuimos corriendo, nos metimos al agua y dimos con la mujer dentro del auto llorando desesperada, el nivel del agua estaba hasta el pecho y seguía subiendo».

«Las puertas no se abrían y lo peor de todo, tenía un polarizado por dentro. Imagínense romper un polarizado de adentro para afuera. Y más con la desesperación que tenía la señora. Pero con la crisis que tenía la señora, capaz que no se abría».

«Uno de los vidrios ya estaba un poquito abierto arriba y junto con mi compañero Eduardo rompimos ahí, tiré la cortina de polarizado para abajo y la señora estaba llorando».

Una vez con el vidrio bajo la vida de esa mujer cambió para siempre ya que Pablo y Eduardo lograron tranquilizarla y decirle que estaba todo bien.

«Le dije que me dé la mano, la sacamos y le dije que se cuelgue de mí y así la llevamos hacia la base tratando de calmarla».

Tras un momento de temor, donde la muerte estuvo muy cerca, la mujer expresó hacia donde iba a esa hora y en medio de un feroz temporal.

«Logramos que se tranquilice, que ya no se podía hacer nada, hasta que baje el agua, esto. Y ahí nos contó que iba a buscar a su hija, la entendimos es la desesperación de madre, una madre ve afuera, de imagina lo peor y sale corriendo por sus hijos».

Ya a resguardo le ofrecieron una campera seca, unos mates y a levantar la temperatura cerca de un calefactor para agarrar luego de algunas horas la llegada de su pareja y retornar a su hogar.

Con el correr de las horas y mientras dialogaba con este medio, Pablo reflexionaba en alta voz y decía:

«Yo pensaba a la tarde, digo, ¿qué hubiese pasado si hubiese sido un otro badén o en otro lugar? Que no se abrían los vidrios, la puerta, y no había gente, quizás con la misma desesperación podía haber sido peor.»

Pablo ya vivió otras experiencias en medio de las inundaciones la más cercana es de la semana pasada, pero se suman a las lluvias del 2010, la nevada del 2001 durante sus más de 20 años como chofer.

«Lo único es mantener la calma y no ponerse nervioso nada más. Sobrellevar las situaciones y que nadie se salga lastimado y tener paciencia», cerró Pablo