El Lobo y el Pincha empataron sin goles en el Juan Carmelo Zerillo. El encuentro estuvo marcado por una polémica que pudo cambiar el destino del duelo.
Gimnasia y Estudiantes iniciaron el clásico de La Plata con una intensidad muy notoria. El prematuro cruce que protagonizaron Pablo De Blasis y Zaid Romero fue una muestra de la carga emotiva que estaba instalada en el Bosque.
Más allá de los roces habituales del derby que divide a la Ciudad de las Diagonales, en el Juan Carmelo Zerillo también hubo tiempo para enormes muestras de talento.
Una acción que Benjamín Domínguez no pudo concluir por abusar de su talento significó el primer aviso. Y unos instantes más tardes, Matías Abaldo abasteció a Ivo Mammini para que el Tripero festejara el 1 a 0. La definición por encima de Matías Mansilla fue un aporte estético en la conquista del dueño de casa, aunque el grito se vio ahogado cuando desde el VAR comprobaron una posición adelantada del goleador y anularon el tanto.
La polémica continuó con un duro golpe que sufrió Insfrán, tras una violenta barrida de Javier Altamirano que pudo interpretarse como acción desmedida de violencia.
A pesar de las variantes de los estrategas, en La Plata no hubo vencedores, ni vencidos. Una repartición de puntos que no conformó a ninguno en un choque que pronto pasará al olvido.
Sin embargo, para Pablo Dóvalo se trató de un choque habitual del partido y desde el VAR tampoco llamaron al árbitro para que revisara la escena. Por lo tanto, las protestas recayeron de inmediato sobre las autoridades.