Cristian Barrientos, ex trabajador del cementerio Oeste, lleva más de nueve meses aguardando junto a sus compañeros una solución laboral prometida. Sin contrato, ni regularización en sus puestos, denuncia haber trabajado en condiciones precarias durante cuatro años sin obtener respuesta del municipio. «Trabajamos 4 años en negro con la excusa del potencial trabajo y nunca quisieron hacernos contrato».
Cristian Barrientos y otros cuatro ex trabajadores del cementerio oeste de Comodoro Rivadavia llevan más de nueve meses en una espera angustiante. Tras haber trabajado en negro durante tres años, sin contrato formal, los empleados fueron despedidos en diciembre de 2023, con la promesa de reincorporación en enero de 2024, pero hasta la fecha no han recibido ninguna solución.
Barrientos, quien afronta la llegada de su primer hijo, lamenta que ni durante las gestiones de Juan Pablo Luque ni la de Carlos Linares se haya regularizado su situación laboral, a pesar de haber trabajado durante años sin planta ni contrato formal. “Nosotros esperábamos que nos dieran un contrato, una planta, algo que nos asegurara estabilidad, pero nunca llegó”, cuenta.
Además, Barrientos denuncia que durante su tiempo en el cementerio solo recibió parte de su sueldo. «Sí, nos pagaban la mitad del sueldo, o una parte; gran parte del sueldo con el Potenciar Trabajo. Era todo un curro que hacía la gente que maneja las cuadrillas», afirma. «Nos daban 20, 30 mil pesos y te decían que era mucho, y así te contaban. Era todo un curro que tienen ahí», describe, refiriéndose al mecanismo de pago informal y precario al que estaban sometidos.
Durante la última campaña política, Barrientos y sus compañeros fueron convocados a asistir a actos del Partido Justicialista (PJ), con la promesa de que, al apoyar la candidatura de Othar Macharashvili, sus situaciones laborales serían regularizadas. «Nos pedían ir a los actos para hacer bulto, con la promesa de que después habría un contrato, pero nada de eso se cumplió», asegura Barrientos.
Mientras tanto, la situación sigue siendo incierta. Cristian se sostiene gracias a trabajos temporales, aunque esa solución es insuficiente frente a la llegada de su hijo. Él y sus compañeros aún esperan una respuesta oficial que les permita acceder a la estabilidad laboral que tanto necesitan, tras años de promesas y trabajo en negro.