De los incidentes quedó como resultado que el jefe de seguridad de Quilmes, Pablo Otero, fue herido en la cabeza con un corte sangrante.
Tras los incidentes protagonizados anoche por sus hinchas durante el partido con Boca en Mendoza por la Copa Argentina, Quilmes jugará su próximo partido como local solamente con la presencia de socios por disposición de la Agencia de Prevención contra la Violencia en el Deporte (Aprevide).
La medida aplica para el último partido de la temporada de la Primera Nacional ante Deportivo Maipú de Mendoza, que todavía no tiene fecha de programación.
Un grupo de hinchas del Cervecero provocó serios disturbios en una de las cabeceras del estadio Malvinas Argentinas de la ciudad cuyana cuando atacó con proyectiles a los plateístas de Boca y se enfrentó luego con la policía.
«Ya me comuniqué con las autoridades de seguridad de la Provincia de Mendoza para que nos pasen todas las imágenes. Vamos a ir a fondo con los violentos que sembraron el caos anoche. Los vamos a identificar y les caerá todo el peso de la ley», avisó el titular de Aprevide, Eduardo Aparicio.
El organismo de seguridad bonaerense comunicó que el presidente de Quilmes, Mateo Magadán, manifestó su preocupación el trato recibido por los hinchas de Quilmes, que fueron retenidos durante 7 horas por la policía mendocina y autorizados a ingresar cuando el partido ya había empezado.
Incidentes en Quilmes-Boca por Copa Argentina
El encuentro estuvo suspendido durante 17 minutos cuando después del segundo gol de los Cerveceros convertido por Mariano Pavone a los 19 minutos del segundo tiempo. Debido a este hecho el árbitro Ariel Penel llamó a ambos capitanes, Guillermo Fernández y Pavone, y decidió suspender momentáneamente el partido.
Todo comenzó cuando los hinchas de Quilmes se acercaron al limite que une la habitual popular local y la platea donde estaban los boquenses y les lanzaron piedras y botellas. Luego, forzaron una de las puertas y trataron de subir a la platea ante la intervención policial, que lanzó agua para frenar a los revoltosos.
De estos incidentes quedó como resultado que el jefe de seguridad de Quilmes, Pablo Otero, fue herido en la cabeza con un corte sangrante.
Aquellos hinchas con memoria recuerdan que la rivalidad entre barras de Quilmes y Boca viene de hace años y tuvo su momento de mayor repercusión el 5 de enero de 1983.
