Como resultado de un convenio entre la Municipalidad y el INTA, se están desarrollando capacitaciones relacionadas con huertas comunitarias y uso de la tierra, destinadas a cooperativas y otras organizaciones involucradas en cuestiones de economía social.
Las capacitaciones son brindadas por el INTA, con el acompañamiento de la Secretaría de Coordinación de Gabinete y la Agencia Comodoro Conocimiento, en un predio lindante con la sede de la Asociación Vecinal de barrio Sismográfica, con la participación de distintas entidades cooperativas y sociales.
Al respecto, el subsecretario de Economía Social, Ricardo Fueyo, sostuvo que “estamos avanzando en lo que tiene que ver con el manejo del moto cultivador con los representantes del INTA, en un predio privado que usufructa la Municipalidad para la Vecinal pero también para cuestiones propias, como las huertas comunitarias”.
“En este lugar, tenemos cinco grupos trabajando, dos cooperativos, dos de vecinales y uno perteneciente a una asociación civil, los cuales están trabajando en distintas siembras. La producción se destina a comedores, pero también a la venta para generar crecimiento en cada uno de los organismos”, explicó.
En esa línea, indicó que “participa un total de 40 personas de distintas agrupaciones y la idea es que aprendan a trabajar en conjunto. Estamos recibiendo pedidos de otras entidades para sumarse a estas labores pero dependemos de la cantidad de tierra”.
Continuando en ese tenor, el funcionario afirmó que “desde nuestro lugar efectuamos las gestiones ante Nación junto con Comodoro Conocimiento para continuar recibiendo los distintos elementos, maquinarias e insumos para seguir desarrollando este programa con las cooperativas”
Sumar herramientas
Por su parte, el referente de INTA Comodoro Rivadavia, Alfonso Beloqui, expuso que “se trata de un convenio de vinculación y cooperación técnica, donde asistimos a asociaciones de productores y organizaciones a través de distintas capacitaciones sobre ciertas cuestiones técnicas, como la utilización de una herramienta agrícola como el moto cultivador, que reemplaza a la pala y a la picota, pero que tiene sus limitantes al ser una máquina que puede romperse y tiene sus condicionantes para el trabajo manual y mecánico”.
Del mismo modo, manifestó que “son maquinarias importantes que reducen la mano operativa, logrando que la tarea se efectúe en una hora, en vez de cuatro o cinco como lleva la labor manual. De esta manera, el tiempo que se ahorra en este trabajo específico puede utilizarse en otras actividades que demanda una huerta”.
“El fin de esto es formarlos y capacitarlos para que cuenten con más herramientas en una tarea que, ni más ni menos, provee alimentos y activa la economía social con sus producciones”, concluyó Beloqui.