La encuesta fue realizada por tres alumnos de la cátedra de Salud Mental y Psicoanálisis de la carrera y obtuvieron importantes resultados sobre el rendimiento académico de los estudiantes de Medicina.
Laura Zurita, Paloma Pérez Villafañe y Martín Méndez Ruíz, los tres son alumnos integrantes de la cátedra de Salud Mental y Psicoanálisis de la carrera de Medicina, han realizado un estudio sobre la disertación de los estudiantes de la carrera.
Paloma comentó en dialogo con Antes que sea tarde: «Nos dimos cuenta que algo pasaba con los estudiantes, nosotros mismos como estudiantes, vemos que nos cuesta mucho el ingreso a la carrera. Es un panorama distinto, se pasa de la secundaria -un ámbito más tranquilo- a la universidad en la que necesitas semanas para preparar finales. Si nosotros tenemos esos problemas, el que ingrese va a tener un problema similar».
«Hicimos una encuesta para saber porqué lado necesitan ayuda, por el lado de estudio, por el lado del estrés, por el tema de crear una rutina de estudio. En la encuesta preguntamos sobre hábitos saludables y hemos visto que pocos son los que realizan actividad o que se alimentan bien. Es algo que también influye en el rendimiento académico. Fue una encuesta a 43 estudiantes que decidieron contestar. También pedimos que cuenten una experiencia sobre el cuatrimestre, algunos decían que tuvieron mucho estrés, que pasaron un cuatrimestre complicado, los exámenes afectaban mucho emocionalmente«.
Martín indicó: «Nosotros ingresamos en el 2021 con la cuestión de pandemia con la cursada virtual, por lo tanto teníamos cátedras donde éramos 600 700 alumnos y era muy difícil llevar la clase. Pudimos ver un cambio exponencial en el siguiente cuatrimestre donde pasamos a ser 200, inclusive ahora en tercero hay cátedras con 15 o 20 alumnos. Por lo tanto también es un número que nos preocupa en nuestra carrera. Muchos compañeros abandonaron por el tema de malas notas o porque es muy complicado afrontar la carrera».
«También vemos que la secundaria no exige, por eso cuesta tanto afrontar el primer año universitario porque el hecho de crear un hábito de estudio es difícil y es lo que afecta al rendimiento académico».
Paloma contó que ella asistió a una escuela semi privada en Pico Truncado en la provincia de Santa Cruz: «Tuve muchas más clases que las escuelas públicas, hubo un año en el que hubo paro casi todo el año, ni siquiera daban trabajos. Yo creo que la hacen fácil porque no pueden hacer repetir a todos, son cosas que viene más general. Es complicado que no se den los contenidos que deberían darse en clase. Esa falta de contenido se nota en la universidad».
Al igual que Paloma, Laura es de la provincia vecina, de la ciudad de Caleta Olivia: «Yo tampoco tuve clases por varios meses, no tenía hábitos de estudio y cuando ingresé a la Universidad me fue muy difícil. Tuve que aprender mi misma, busqué técnicas de estudio, hasta meditaba para tranquilizarme, salía a caminar y me ayudó mucho. Generaba dudas para ir a la clase de consultas y sacarme todas las dudas allí».
Respecto a los docentes: «Es difícil cuando somos tantos alumnos y en el cuerpo docente solo son 5 para atender a los 700 alumnos. Es muy complicado. Yo siento que hay un acompañamiento de los profesores, vemos que están dispuestos a enseñar y a ayudarnos de la manera que pueden. Otro problema que tenemos es que las aulas quedan chicas para tantas personas, muchas veces nos pasó el año pasado que en un aula de 20 entrabamos 80 personas acumuladas».
Por otra parte se habló de aquellos estudiantes que vienen del interior de la provincia a la ciudad para estudiar esta carrera: «Hay muchos que deciden volverse a sus lugares porque académicamente no les va bien, se les complica».
La parte económica es otro factor a tener en cuenta al momento de irse a estudiar a otro lado: «Si bien la Universidad da becas, y tenemos el transporte, muchas veces tenemos que invertir en libros de más de $40.000, hay otros estudiantes que tienen que gastar en alquiler también».
