Los despertó un allanamiento y después de media hora les dijeron que se habían equivocado de domicilio

Un matrimonio junto a sus hijos vivieron un duro momento en la mañana del sábado en el barrio Pietrobelli. «Redujeron y golpearon a mi marido, mis hijos lloraban, revisaron todo y después el encargado del operativo nos pidió disculpas porque se habían equivocado», señaló la dueña de casa.

Una familia de la zona alta del barrio Pietrobelli comenzó el día sábado de la manera jamás pensada. Todo ocurrió cerca de las 6.30 horas cuando el jefe de familia se encontraba en el baño de su vivienda ubicado en un pasaje de la zona alta del barrio Pietrobelli, cuando sintió el grito de: Policía!

Al salir fue golpeado y arrojado al suelo para que luego un grupo de efectivos policiales acompañados por la DPI ingresen a la vivienda en busca de pruebas como armas, municiones o hasta personas vinculadas por el homicidio de Nahuel Asenjo ocurrido hace algunas semanas.

La puerta de ingreso a la vivienda fue dañada

En medio del despliegue de gritos y ruidos, los uniformados se dirigieron a la habitación para despertar y retirar del lugar a los tres pequeños que lloraban asustados por lo que estaban viviendo mientras observaban a su padre reducido en el piso atado con precintos.

Tras revisar la vivienda por completo y mientras efectivos policiales femeninos trataban de contener a los menores, después de media hora les pidieron disculpas, para luego retirarse ya que no era el domicilio que debían allanar.

En diálogo con EL CRONISTA CR, el matrimonio asombrado y todavía asustado por lo sucedido contó lo vivido.

«Yo me había ido a trabajar y mi esposo estaba preparándose para salir a su trabajo cuando fue sorprendido por el operativo. Le pegaron y lo tiraron al piso, donde lo ataron con precintos para que no se mueva y no lo dejaron emitir ni una palabra ni tampoco acomodarse la ropa, todo en presencia de mis hijos».

«Tenemos una casa con una sola habitación y revisaron todo y no encontraron nada de lo que le dijeron a mi marido que buscaban, que eran armas y municiones», manifestó la trabajadora de salud que en ese momento se encontraba en su puesto laboral.

La marca de los precintos en las manos del dueño de casa

En ese sentido explicó «Mi marido trataba de calmar a los nenes de alguna manera y después de media hora lo soltaron, entregaron la notificación y le dijeron nos equivocamos de domicilio y les pido mil disculpas», comentó indignada.

«Fue todo violento, tiraron los muebles, las camas mientras mis hijos lloraban y a pesar de que habían mujeres tratando de calmar, nada quita lo violento. «Hay errores que no se pueden cometer más, el mal momento y los nervios que vivimos no te lo quita nadie», concluyó la familia víctima de un accionar policial erróneo en la mañana del sábado.